30 mayo 2006

Pilates estira tus músculos para dejarte más "mono"




Lo sabemos porque así nos lo enseñaron en el colegio: los griegos practicaban deporte en cueros vivos, sin contar siquiera con el auxilio de un suspensorio para equilibrar los balanceos. Con tanto culo de macho suelto por las calles, no nos extrañe que acabasen como acabaron…

¿Por qué corrían desnudos? ¿No fueron ellos los que inventaron el DECATHLÓN?

En los tiempos modernos ya nadie corre por amor al arte. Aquí todo lo que se mueve es porque vale dinero. La voracidad capitalista es insaciable, y cuando están en juego enormes ganancias no se duda en practicar la acupuntura: nos tocan allí donde nos duele, y acabamos comprando lo que a ellos les enriquece. Lo más eficaz para vender un producto es relacionarlo con la salud. Si un señor sale en la tele con una bata blanca hablando maravillas de la mierda, que si tiene bífidus activo (y los tiene) y bla bla: todos acabamos consumiendo dos kilos de mierda al día. Así funciona el negocio.

Es lo que ha pasado con el agua embotellada, o la leche en tetrabrik: no han parado de lavarnos el cerebro con que si el agua es buena para depurar el riñón, y que la leche es buena para los huesos, y ahora todos salimos del supermercado con carritos atiborrados de botellones y de cajitas con dibujos de vacas, dejando un exiguo espacio para una lata de sardinas al fondo.

Todo son intereses comerciales. Y con el deporte pasa lo mismo. Si alguien ha dicho por ahí que el deporte es bueno para la salud es porque estaba pensando en vendernos alguna suerte de prenda deportiva. Que le pregunten a un futbolista si el deporte es sano: estos pobres currantes (bien pagados, pero currantes) están una semana sí y otra también en la enfermería, y cuando se jubilan se ponen gordos y fofos y sufren terribles espasmos y han de operarse de la espalda: una tortura.

En realidad, si el deporte fuera bueno para la salud por sí mismo, estaríamos como los griegos: corriendo desnudos por las calles. Si a alguien se le ocurre pedalear desnudo en bicicleta, ya saldrá a la palestra un supuesto médico que le recomendará el uso de un buen casco (para proteger las ideas) y un resguardo para la próstata (por aquello de la impotencia). Vas a la tienda a por ambas cosas y acabas llevándote también un florido mayot, un pantaloncito de licra, las gafas, los guantes, las zapatillas y ¡hasta la crema depilatoria! Esto sí que es salud.

No nos extrañe que de repente los supuestos médicos anden diciendo que en realidad la natación, que hasta ahora se creía un deporte completísimo y recomendable para cualquier persona, parece no ser tan buena para según qué caso. Claro: nadar se nada casi desnudo, ahí hay poco que vender, mejor promocionar como buenos para la salud otros deportes que precisen más equipamiento.

Y aquí llegamos a la última moda: el PILATES está por todos lados. De la noche a la mañana te lo encuentras hasta en la sopa. Dicen que no hace falta sudar, que es cómodo, y que con la ayuda de un monitor te van estirando todos los músculos. Y yo me pregunto ¿no será esto otro negocio? ¿Es realmente bueno estirar TODOS los músculos del cuerpo? Algunos de ellos sí que necesitan un estiramiento continuo (ahí tienen el pene, un músculo con vida propia, si su dueño no lo estira por el día, él solito se estira por la noche, para mantenerse en forma: ahí es nada). Pero habrá otros protomúsculos, protopellejos o colgajos por ahí que tal vez no convenga excitarlos demasiado. ¿No nos enseñaron que cuando un músculo no se usa se atrofia, y que gracias a ello evolucionamos? Pues entonces: si Pilates se dedica a meternos mano a todos los musculitos que tengamos disponibles, a estirar y estirar cuanto pueda, aquí no va a evolucionar ni dios: y pasarán los siglos y seguiremos siendo monos: lo que ahora mismo somos: Simplemente monos que nos dejamos arrastrar por los montajes publicitarios y por las prédicas de los falsos médicos.

24 mayo 2006

Las nuevas chicas Pepé

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21 mayo 2006

Frikis ganan Festival de Eurovisión


Los frikis estaban de moda y más se van a poner. Los ciudadanos europeos han decidido por unanimidad que les encantan los frikis, y que por ellos pueden subir al poder. Este grupo finlandes con nombre de fiordo ("Lordi") ha ganado el Festival de Eurovisión, disfrazado de esa guisa. Feos que dan miedo, monstruos horripilantes. Europa se ha sacado el sombrero. Estamos encantados, joder. Nos han dado un susto de muerte, ¡pero hemos disfrutado con su música como cochinos triscando bellotas!

Y no lo digo con ironía. Yo estoy enamorado de la canción "hard rock aleluya", ellos dicen que van a salvar el mundo con el rock y se lo creo a pies juntillas. Ardo en deseos de comprar el CD. Pueden visitar la página y escuchar la pieza, si tienen buenos altavoces, claro. El vocalista es un auténtico "bajo", apto para la ópera, y por detrás le replica en coros la teclista (una mujer, disfrazada de friki también) que es una "soprano" de las que saltan las lágrimas.


VER EL VIDEO DE LORDI

Mientras tanto, España hizo el ridículo con las Ketchup: vestidas de horteras en rojo, con el escenario rojo, sentadas en sillas de oficina y de espaldas, nadie las vio ni las eschuchó. Quedaron casi las últimas, con los vergonzosos 12 puntos que nos dio Andorra.

Todos los países estaban que se subían por las nubes, en puesta en escena, en vestudario, en calidad de la canción, en ritmo. Y nosotros con las cuatro foquitas vestidas de pescadoras sentadas en sillas de oficina. No somos europeos. No en música. Parece que no nos esforzamos. Parece que nos damos por satisfechos con Fernando Alonso (que se lo pregunten a la vocalista de El sueño de Morfeo...).

El Festival ha cambiado mucho. Hay que ver lo moderno que se ha puesto. Lo primero que han hecho es tirar a la basura el viejo logo de la corona de estrellas rutilantes y lo han sustituido por este de jula-jop amarillo plátano con tres bumerangs enfrentados en tres tonos de azul: interesante. Que me aspen si sé lo que significan esos tres bumerangs. Lo único que sé es que a las Ketchup les han dado con los tres en el morro. Han prescindido de la vieja orquesta de violines y del director. La música ahora es enlatada (gracias a dios), y todos van en grupo, con bailarines, con moda cálida, diseño por todos lados. Se empleó televisión de alta definición en formato panorámico. Aunque no sé quién puede aprovecharse de esa alta definición, lo cierto es que en TDT se veía y escuchaba con unos colores, unas nitideces, unos efectos de sonido que sólo con esto ya era para alabar a Alá. Pero es que la música también era buena (excepto la de España). Seis o siete canciones me entusiasmaron. Antes se moría uno de asco.

Hubo sus polémicas con el Festival. Dicen que la cantante sueca consiguió representar a su país porque se revolcó con el mandmás, cuenta su rival que "lo hicieron en un coche". Yo lo que me pregunto es si fue Volvo o polvo. La canción sueca también me pareció notable. La cantante... Yo no me hubiera revolcado con ella (aunque fuese en Volvo).

La comentarista de la retransmisión española también debió de acostarse con alguien para que le dieran el curro. Es tonta de los palotes. Resulta que España puntuó a Rumanía con 10 puntos, y la muy idiota hace esta observación: "será por los inmigrantes rumanos". Estúpida: primero, que los inmigrantes rumanos en España los sábados por la noche están emborrachándose en los bares; segundo, la canción rumana, que quedó cuarta, era buenísima, el cantante dispone de una voz excepcional (una voz de soprano en hombre), y el temita, discotequero, puede equipararse al de "marica tú, marica yo" de Dragostea. España votó esa canción porque era magnífica, y la votamos los españoles. Zoqueta.

Dicen que si unos países se votan por razones políticas (alguien llegó a sugerir que también Finlandia había ganado por los emigrantes... ¿alguno de ustedes es vecino de un finlandés que se haya venido para acá buscando trabajo?), el caso es que quedaron los primeros los que fueron votados por todos, y quedamos los últimos los que llevábamos una canción de pena interpretada por cuatro focas vestidas de rojo, y ni siquiera los emigrantes españoles en Suiza o en Inglaterra o en Alemania tuvieron cojones para mandar un SMS.
¡La cagamos con el tomate! Está muy claro.


10 mayo 2006

¡A quemar vivos, que son herejes y cobardes!


La noticia de la incineración del Obispado ya no es actualidad. Pero algunos fuegos duran más que otros, o queman más que otros en la memoria. Ni perdono ni olvido, dijo no sé quién. A mí me dieron la noticia del inicio del fuego mientras estaba en una reunión oficial, y me aflojó de tal forma el diafragma y me entró una risa tonta que no pude disimular. Menudo cabrón, pensarán quienes lean. Pero no se confundan. Les explico mis razones.

El fuego purificador arrasó el cuartel general de la curia, y por menuda tontería: un sacerdote rozó con el vuelo de su falda una estufa y esparció la calentura por el entablado... La imagen del pasto de las llamas generó una avalancha de manifestaciones de piedad, de apoyo y de dolor. Alguna mujer lloró en la calle durante horas, superando la alergia que le producía la tea carbonizada. Se multiplicaron las promesas de donativos para reconstruir, una casa para su Ilustrísima, qué digo una casa, otro palacio. Un mandatario público puso broche de oro al "sentir popular" (se creyó en el deber de hacerlo) y manifestó: "No tengo más que lágrimas en los ojos y un profundo dolor en el corazón".

A mí me pasa también: no tengo más que lágrimas en los ojos y un profundo dolor en el corazón. Pero me reí cuando se quemó el obispado. Y no soy un cabrón. Jamás he prendido fuego a un ser humano vivo. Por eso digo que soy bueno. Mis lágrimas y mi dolor son por los cientos de seres humanos vivos que los representantes de la Iglesia Católica (no sé si llamarles vicarios de Cristo, como a ellos les gusta) quemaron en hogueras hace todavía pocos siglos. Pocos como para que se haya borrado de la memoria esa marranada. Ellos han pedido perdón por "los errores del pasado": jah, mientras sigan llamándolos "errores" y no marranadas yo no perdono a nadie. De todas formas, existen pecados imperdonables, como ellos predican: el pecado contra el Espíritu Santo, que para mí es el pecado contra la razón.

Hace cinco siglos los curas ordenaban quemar a seres humanos vivos por idioteces y cursiladas como, por ejemplo, afirmar que para "salvarse" basta con la contrición (arrepentimiento), y que no es necesario confesarse con un sacerdote. Ya ven, la rabia que les daba. Desde luego era un peligro que la gente dejara de ir a confesarse: ¿no mermaba eso la recaudación del cepillo? Pues nada. A la hoguera. Hoy en día, debido a la crisis energética, han dejado de quemar a gente viva, pero siguen ejerciendo su coacción, su presión intolerable, su arrogancia, allí donde pueden. No cesan de aplicar su fuerza al poder democrático y a la sociedad civil. Y continúan indemnes.

Los nazis también quemaron miles de cuerpos humanos, pero al menos los anestesiaban antes con gas mortal. Al menos sus víctimas no sintieron las cosquillas del fuego abrasador. La Inquisición quemaba personas vivas (no por herejes, dejaban de ser personas), y ante la visión del fuego y la carne achicharrada los curas calmaban su fe y se reafirmaban en sus creencias, con una sonrisa de ironía: esta misma clase de sonrisa es la que me aflojó el diafragma el día que me dieron la noticia de que, por fin, el fuego estaba devorando el Obispado. ¿Patrimonio Histórico? No. Menos patrimonio histórico que los centenares de bibliotecas que los curas han quemado a propósito a lo largo de siglos de represión de la cultura.

Los nazis son condenados unánimemente. Nadie tolera que una persona disfrazada de nazi, luciendo una cruz gamada, concurra a una fiesta de cumpleaños. Pregúntenle al desdichado Príncipe Harry. Sin embargo, miles de cristianos asisten a diario a lugares de pública concurrencia disfrazados con sus túnicas y sus cruces y nadie protesta. ¿Por qué se luce la cruz cristiana con tanto orgullo mientras se lanzan anatemas contra la esvástica? ¿Es que los muertos de la Iglesia cuentan menos que los del nazismo? A mí me inspira más compasión el Príncipe Harry que este otro señor de la túnica, el de la otra cruz. Seguro que la responsabilidad ante la humanidad y ante la historia de uno y de otro no son comparables.

En resumen: que el Obispado ardió, y que a pesar de lo que se leía en los periódicos, no todos los ciudadanos estaban prendidos de lágrimas y con el corazón dolorido, o por lo menos no por ese motivo. Ya es hora de que se permita que las voces discordantes con la Iglesia Católica puedan manifestarse libremente sin que "los otros" se retuerzan de rabia y preparen los fósforos y amontonen leña para la hoguera. Reírse del incendio del Obispado es una opción como otra cualquiera. Yo no me considero un cabrón. Tampoco quiero que se mueran los curas ni que se quemen. Jamás me producirá placer el espectáculo de un ser vivo (ni siquiera humano) ardiendo.
Como dijo GAMONEDA: "Antes ardió la verdad y ardió también mi pensamiento. Ahora mi pasión es la indiferencia".

05 mayo 2006

Tuareg: licencia para matar (ciclistas)

Ahora sí que a España no la reconoce ni la madre que la parió: lo de Felipe y Alfonsiño fue maquillaje comparado con lo que está haciendo ZP. Este individuo (del que unos dicen que es guapo y otros que se parece a Mr. Bean) está apostando por el doble o nada. Primero la armó gorda cuando sacó a los gays del armario y los plantó en el altar. Nadie creía que fuera posible eso, y menos en la España del aguilucho (del que todavía quedan algo más que plumas). Pero ZP lo hizo: sacó primero a los gays del armario y ahora ha sacado a los vehículos motorizados de nuestros montes. Esto ha tenido menos repercusión mediática, pero es una medida tan grave e igual de valiente.

Llevamos un par de décadas en las que los fabricantes de automóviles se han dedicado irresponsablemente a promocionar los todo terreno. La última moda es el Tuareg: la máxima aspiración del ejecutivo triunfador, el signo externo de su éxito. Es tan ancho, tan enorme, que parece un dinosaurio. Diseñado para terrenos agrestes, para llegar al fin del mundo... Sólo que ahora Zapatero ha expulsado a este monstruo del monte, y por tanto lo ha relegado a la ciudad. La pregunta es: ¿cómo va a convivir la nueva bestia con el resto de la ciudadanía? A algunos no les cabe en la cabeza que nadie quiera conducir un coche de ese tamaño. Yo quisiera tener uno: pero donde no me cabe es en el garaje.

¿Ustedes lo han visto bien? ¿Qué opinan de esa boca acerrojada? ¿No piensan que puede matar? A mí me parece la herramienta perfecta para aplastar ciclistas. Y hablo de esos pobres diablos, que andan desprevenidos por las estrechas calles laguneras, entregados al baldío ejercicio del pedaleo (que ellos creen beneficioso para la salud, cuando en realidad les está dejando impotentes: lo ha dicho Lorena Verdún, palabra del niño Jesús). Estos ciclistas (que no contribuyen a preservar el ecosistema, puesto que están rodando en balde y, además, estorban y ralentizan a los coches) constituyen la víctima propiciatoria del Tuareg. Es guerra desigual, pero guerra legítima, al fin y al cabo. El todo terreno, expulsado del monte, debe abrirse paso en la gran ciudad: y nada mejor para empezar que podar algunas ramas: deshacerse de unos cuantos muslos depilados...

Miren ese pobre hombre de la foto, doblegado por un humilde Ford Escort de color blanco. ¿Qué podemos decir de él? Es un eslabón más de la selección natural: cuatro ruedas se imponen a dos ruedas. Fíjense qué desvalido. ¿Quién podría ser? La epidemia es democrática y puede con todos: ancianas, niños, geógrafos en general... Afortunadamente, este de la foto podrá levantarse: la mordedura de un Escort no es mortal. Sin embargo, la amenaza sigue ahí, podemos verla a diario, en la carretera: decenas de Tuaregs, centenares, cada vez más abundantes, impacientes. Cuentan que en la ficha técnica de estos vehículos, en el apartado de "especificaciones" pone algo así como "LICENCIA PARA MATAR". Ya saben quién será la próxima víctima.

02 mayo 2006

Mierda de pato: patrimonio de la humanidad


El famoso paté, el hígado de pato, es codiciado por los estómagos exigentes y venerado en el mundo. La mierda de pato, en cambio, tan solo se venera en la Ciudad de Los Adelantados (a los que en adelante llamaremos Retrasados). En efecto: unos mastines anónimos realizaron un trabajo perfecto, una cirugía limpia y refinada con la que parecieron librarnos de ese cagarro que es el charco de agua sucia con patos vivos que "corona" nuestra esbelta Catedral.

La ciudadanía reaccionó apelando a razones sentimentales (jah, como si sentimientos y razón pudieran crecer juntos), se alegó que "siempre han estado ahí", que si nuestros niños los querían y bla bla bla. Total: que los ediles se temieron una rebelión popular, en forma de castigo en las urnas, y se afanaron para reponer a toda prisa la pérdida: de tal modo, donde antes cagaban nueve patos, ahora cagan seis, y seguimos igual.

Estamos nada menos que en el núcleo y centro de la ciudad patrimonio de la humanidad, bajo el palio y dosel de la mayestática catedral, y digo yo: ¿Qué pintan en esa esquina, en ese medio charco de agua sucia de excrementos y migas, esos tristes patos que ni siquiera se dejan coger (y lo digo sin segundas)? ¿No es un atentado al buen gusto? ¿No estarían mejor en un zoológico o en un parque normal, con jardines y tierra? Yo lo tengo claro: pasaría la apisonadora sin desalojo previo, aunque hubiera revuelo de plumas... La gente llega allí y en lugar de levantar la vista para contemplar las esbeltas cúpulas de la catedral se queda contemplando estúpidamente cómo uno de esos patos sarnosos se come los piojos o defeca amarillo en el agua: ¿es digno de contemplación el espectáculo?
Por fin han tenido que venir los de Costas de Madrid con un expediente de demolición para poner cordura en el asunto. Sí, sí. Han oído bien. Además del Hotel del Médano, que tiene los días contados (digan lo que digan los gobernantes locales, como siempre cobardes y lacayos del empresariado), parece que la caseta de los patos de la Catedral, construida por los albañiles del Ayuntamiento sin planos ni licencia, está sentenciada para demolición porque tampoco respeta las distancias al agua: examinen, si no, la foto. Comparen el Hotel y la caseta de los patos catedralicios: también ésta última se interna en la línea de pleamar de la charca, jah, invade el dominio público. Muy pronto (o eso espero) los ciudadanos laguneros tendremos que conformarnos con el hígado de pato. La mierda se habrá ido a tomar viento.

01 mayo 2006

La chica del carril bus

Hace apenas un par de semanas que se inauguró el carril bus de Chamberí y ya comienza a circular de boca en boca una nueva leyenda urbana: "la chica del carril bus". Nos cuentan que más de uno ha dejado de coger la guagua por culpa de esta terrorífica historia.

Lo que más de uno dice haber vivido es que cuando el autobús se interna en el paso subterráneo, a la altura del Meridiano (ya apenas sin pasaje, puesto que los estudiantes se han ido bajando por el camino), en esa penumbra del túnel, se levanta una chica joven embarazada y se pone a gritar : "¿Pero dónde estamos? ¿Pero dónde estamos?" Y luego, cuando la guagua sale de nuevo a la superficie la chica ha desaparecido, con el consiguiente mosqueo del personal.

La gente relaciona estos episodios con un suceso que ocurrió hace unos meses en la avenida que pasa junto al Meridiano y la discoteca. Un viernes de madrugada violaron a una adolescente, que resultó embarazada. Los padres la obligaron a abortar pero, aquí viene lo más triste, la niña murió en la operación.

Lo indignante es que al violador no lo condenaron. A pesar de que varios testigos lo identificaron, el juez (de 63 años) lo exculpó porque, según se supo, la chica vestía vaqueros ajustados, y eso resultaba "una provocación invencible para el atacante, que obedeció más a su instinto que a su razón".

¿Yo qué quieren que les diga? Si continuamos con esta clase de indeseables infiltrados en la magistratura nos van a salir los fantasmas por todos lados. La chica del carril bus no va a estar sola en sus apariciones.

Bush es tonto, avaro y violento, pero salvará el mundo

La historia de la Guerra de Irak está llena de desgracias. Bush nos engañó pretendiendo que su propósito era liberar el pueblo irakí, cuando en realidad quería controlar el negocio del petróleo y ser el rey del mundo. Bush es tonto, avaro y violento, y por eso nos llevó a la guerra: para ganar dinero y conseguir el poder. Aznar solo es tonto y vanidoso y nos metió en la guerra con la única finalidad de salir en las fotos con Bush y que le dieran la medalla del Congreso de Estados Unidos.

El problema es que al malo de Bush se le torció el invento: no sólo no ha rematado la Guerra de Irak, sino que las guerras se le multiplican (¿Irán o no irán?). Ahora es consciente de que dominar el negocio del petróleo le va a salir tan caro que acabará en la ruina. Por fin ha visto claro que no podrá dominar el mundo con el control del petróleo porque el petróleo se le escurre de las manos.

Jah! Pero se le ha ocurrido otra idea genial: desarrollar antes que nadie la tecnología del hidrógeno. Si lo consiguiera, "América" (porque los estadounidenses pretenden que América son sólo ellos) volvería a ser "la potencia", la garante de las libertades y bla bla bla. En estos días, no sé si se habrán dado cuenta, Bush no habla de otra cosa que del hidrógeno y los coches propulsados con esta fuente de energía: nos ha prometido que en pocos años estarán circulando por las calles. Bienvenidos sean.

Yo, con esta decisión de Bush, ¿qué quieren que les diga? ¡Estoy la mar de contento! Si Mr. President, que es un empresario del petróleo, dice que hay que dejar atrás los combustibles fósiles y apostar por una energía limpia, entonces el objetivo se va a conseguir, y pronto. Y era hora.

Y como esta idea es consecuencia de que la Guerra de Irak ha puesto a Bush contra las cuerdas, la paradoja es que esta guerra habrá sido buena para todos. Al final la guerra que casi nadie quería tendrá un sentido: liberar a la humanidad del efecto invernadero y dejarnos la herencia de una energía limpia y democrática.

Bueno, ya ven. Es una barbaridad decirlo. Decir que una guerra es beneficiosa para la humanidad parece un sacrilegio. Yo no soy violento. Nunca le he pegado a nadie, ni me apetece matar a nadie y espero que a mí me dejen en paz. Lo que quiero decir es que la guerra (la violencia) está en los genes humanos, ha liderado la historia, y gracias a ella se han producido cambios. El homo sapiens acabó con el cromagnón, los romanos acabaron con los brutos celtíberos (y aquí estamos, jeje). Y yo estoy harto de que los coches funcionen quemando los restos hediondos de un dinosaurio.

Mi sueño es ver el hidrógeno implantado antes de morir: que el coche fúnebre que me conduzca al crematorio funcione con hidrógeno, y que el fuego que me incinere sea fuego de hidrógeno. Bush: eres tonto, y avaro y violento, y espero que todos esos cadáveres que llevas a cuestas te sirvan para salvar el mundo, aunque sea de rebote.