23 julio 2007

Conociendo a Carita de Caballo




No voy a ser tan grosero como el Sr. Mantel. Todavía me queda un atisbo de romanticismo y no he llegado a la fase de las apisonadoras que asfaltan las calles de putas. Sin embargo hoy tocaba hablar de las citas.


Recientemente invité a una señorita a cenar a un restaurante caro. Elegí el más caro porque quería impresionarla. Allí coincidimos con el grupo Maná, que estaba de gira. Cuando pasé a recogerla por su casa me bajé del coche para abrirle la puerta. Mientras nos saludábamos, un enorme perro negro se metió directo al asiento de atrás. Me reí con ganas, Toby, Toby, sal de ahí, que me llenas la tapicería de pelos. Pero la señorita se puso seria y dijo que “él” se venía con nosotros. Yo pensaba que en los restaurantes no admitían animales, pero esa noche, y en ese concreto restaurante caro, admitieron al asqueroso perro de mi amiga y a los cerdos del grupo Maná (que están viejorros y cerdotes).

Esta cita estuvo mal. No tengo suerte con las citas, he de confesarlo. El Soltero de Oro, en cambio, se las gasta de otra manera. Hace unos años fuimos de almuerzo a un comedero rústico del Valle de La Orotava. A mí el sitio me hedía a fruta podrida y a comida rancia. Pero allí nos sentamos, rodeados de plátanos que, al parecer, se podían comer en el postre. La camarera, una muchacha joven de rostro arrebolado, nos dejó la carta. El menú era exiguo: bistec de cerdo, conejo, puchero… Cuando vino para tomarnos la comanda, el Soltero de Oro le preguntó:

-¿El conejo cómo lo tiene?

-Picante y sabroso, respondió ella con una sonrisa que nos resquebrajó a todos el alma.

Por supuesto nos pasamos toda la comida con el cachondeo. Cada vez que venía la camarera, risitas y codazos al Soltero de Oro. Pero las burlas se acabaron cuando, a la hora del café, la muchacha le metió la manita en el bolsillo de la camisa y le dejó allí una tarjeta con su número. El Soltero de Oro reaccionó poniéndose colorado. Pero el cabrón no quiso venirse con nosotros y se quedó en el restaurante. Según nos contó el lunes, el conejo estaba de lo más sabroso, y se pegó un atracón. A eso se le llama gira triunfal.

Yo intenté que me pasara lo mismo en otra ocasión en que fuimos a San Juan de La Rambla, al restaurante de los arroces caldosos. Nos atendió una camarera quinceañera de las que a mí me gustan, con el culito redondo y bien lleno (cintura y caderas, ya saben). No sé por qué me tocó a mí probar el vino, porque soy el que menos entiende de vinos del grupo (de hecho, no bebo vino, sino cerveza). La camarera esperaba ansiosa mi respuesta. Tuve un instante de inspiración y, copa de vino en la mano, con toda concentración y naturalidad le dije, mirada clavada en sus ojos:

-Tiene un cuerpo excelente.

Mis amigos carraspearon. Pero a la muchacha parece que le hizo ilusión el adjetivo, ya que en adelante me sirvió a mí siempre el primero. A todas estas yo nervioso, envalentonado, pero nervioso. Esperé en vano que me dejara una tarjeta con su número. Me quedé de todas formas en el restaurante, tomando largos licores, mientras mis amigos ya se habían ido. Era ya la hora de cerrar, y la camarera no me hacía mucho caso. Bueno, para qué voy a alargar más el asunto. La verdad es que sí obtuve algo de ella: me ofreció un par de raciones de una paella buenísima que les había sobrado, y yo me la llevé para casa (la paella), y tuve una cena muy sabrosa (de paella, pero paella sin conejo).

Meses después, El Soltero de Oro quiso compensarme por mi infortunio. Un día me dijo: ¿Por qué no sales con mi amiga Carita de Caballo? ¿Y quién es esa?, le pregunté yo. Nada, una chica muy simpática, está soltera, es muy inteligente y le gusta el humor negro, como a ti. ¿Y si es tan simpática por qué no sales tú con ella? Me quejé. Pero El Soltero de Oro tenía coartada:

“Es que es muy alta. Para ti está bien, pero a mí me saca un palmo”.

De modo que acepté. Le dije que me dejara su correo electrónico y ahí nos estuvimos una semana mensajito va mensajito viene. La verdad es que Carita de Caballo era la mar de simpática, tenía mucha chispa, y mucha inteligencia. Tan divertido me tenía, que me despreocupé por completo de que fuera guapa o fea. El Soltero de Oro me la había descrito como “simpática”… quiero decir: no dijo en absoluto que estuviera buena ni nada parecido.

Un día me dejó su teléfono y la llamé. Su voz era femenina y coqueta. Me gustó mucho su voz, y como ella tenía prisa, quedamos para tomar una copa. Nuestro encuentro fue en un parking subterráneo, porque llovía. Nada romántico. Me pareció en directo que no tenía la voz tan bonita, y guapa no era. Por fin comprendí por qué la llamaban Carita de Caballo. Era, en efecto, muy alta y delgada, y la cara tenía justo la forma de una cara de caballo. De todas formas hablamos y hablamos. Y como todavía me divertía quedamos para cenar otro día.

La cita fue un desastre. Ella llevó su coche, me recogió a mí en casa, lo que no es muy caballeroso, pero yo creo en la igualdad. Me condujo a un restaurante que yo sabía que olía a comida rancia, pero por suerte estaba cerrado. Nos perdimos y por fin llegamos a otro de mis locales favoritos: porque tienen unas camareras jovencitas muy lindas y con culos espléndidos, que yo no paré de ensalzar. La comparación con Carita de Caballo era grotesca. El rasgo más horrible de la amiga de El Soltero de Oro eran sus hombros estrechos, muy estrechos. Daba grima lo juntos que los tenía. Hombros estrechos, nada de tetas, carita de caballo. Simpática pero ¡No!

Me trajo de vuelta a casa. Aparcó delante. Miró la fachada y preguntó que si la bunganvilla estaba por detrás (la buganvilla que yo había citado en uno de mis e-mails cachondos). Lo lógico era invitarla a pasar, para que viera “la buganvilla en todo su esplendor”. Pero yo sabía que si la invitaba a pasar, ese gesto me obligaba a follar, y ya he dicho en más de una ocasión que follar por obligación no es bueno. Y es que no podía dejar de pensar en sus hombros estrechos. Y en el olor asqueroso que desprendía el salpicadero de su coche. Es como si padeciera alergia y estornudara muy a menudo sobre el salpicadero (que para eso es salpicadero). Aquello olía como a saliva seca, a mocos rancios o algo así. Asqueroso, se los digo. De modo que a su pregunta le respondí: “Sí, la buganvilla está por detrás. Bueno, pues… ya nos vemos”.

Y le di un beso en la mejilla con bastante despego, salí del coche y me metí en la casa.

Jamás he permitido que El Soltero de Oro me intente colar ninguna otra de sus amigas.




34 comentarios:

Anónimo dijo...

No me puedo creer que a estas alturas de la vida dejaras que el Soltero de Oro te liara de esa manera. Claro que quien acude a una cita a ciegas se merece todo lo que le pase.

D A V I D dijo...

Sr. Johnny,

La paella valenciana es con conejo

¿Recuerda los ingredientes de esa paella?

Arroz

Anónimo dijo...

Hiiiii Hiiiii

JOHNNY INGLE dijo...

Caritacaballo: usted relinche todo lo que quiera, que no voy a darle "chance". De todas formas, lo repito aquí, delante de todo el mundo (un mundo que, por supuesto, es infinitamente más reducido que los lectores de la revista El Jueves): que usted es la mujer más "simpática" que jamás haya conocido, y la de cara más alargada, claro.

Sr. David: MMM: pues entonces será que no era paella valenciana. Aquí hacemos las paellas como nos sale del cuerpo, y raras veces nos sale del cuerpo meterle conejo al arroz.

Mi madre hace un arroz con conejo muy bueno, pero no es paella porque lo hace en un caldero y no le pone "ingredientes".

KOTI: no sabes tú muy bien lo enredón que es El Soltero de Oro. Y encima como yo soy bueno y me fío de todo el mundo. Pero no, aquella vez me quedé bastante indignado. El que quiera mi amistad tiene que valorarla más. Seguro que no fue idea de él, sino de la hermana o yo qué sé. Hay gente que no para hasta haber colocado a todas sus amigas solteras. Yo soy algo así como el último bastión, de todas formas...

Anónimo dijo...

Fijate... me ha entrado la curiosidad de que me gustaría saber la versión de la señorita carita_de_caballo...

1beso

JOHNNY INGLE dijo...

Ops, pues es verdad, yo también tengo muchísima curiosidad por saber qué pensó ella, sobre todo en ese momento cumbre en que me pregunta por la buganvilla y yo como si oyera llover.

Afortunadamente, Internet es tan insondable, que sería rarísimo que ella leyera y se reconociera (espero que El Soltero de Oro no cometa imprudencias..., confío en su discreción: aunque discreto no creo que sea mucho, mira tú, preguntarle a la camarera a boca jarro que cómo tenía el conejo...

Will dijo...

Mr Ingle, ¿pero a usted como se le ocurre acceder a una cita con alguien a quien llaman cara de caballo? esa cita estaba llamada al desastre desde el primer momento.

JOHNNY INGLE dijo...

No sé, Sr. Will, no era "cara de caballo", sino "carita de caballo", lo que da un matiz más tierno y adorable...

Anónimo dijo...

"Yo soy algo así como el último bastión". O sea, que eres el Soltero de Platino. Entonces es que el Soltero de Oro te tiene envidia por la cuestión metalúrgica, y lo de Carita de Caballo fue un torpe intento de venganza.

Anónimo dijo...

Sr.Ingle,

Quizá Ud. no percibiera en su totalidad la cita a la que acudió, ni cuan malévolos pueden ser los amigos ( "Dios defiéndeme de mis amigos que de mis enemigos ya me defiendo yo" ). Sr.Ingle, Ud no sabe de lo que habla porque al no enseñar la buganvilla ( siempre he dicho bugambilia ), a su cita, Ud. no descubrió porque el apelativo era "carita de caballo" y no "carita de yegua".

En fin, las nuevas sensaciones y experiencias, siempre pueden llegar más pronto que tarde,...,ups!, quizá no son tan nuevas....

sulfur.

Will dijo...

Aún así Mr Ingle, en un futuro, consulteme a mi todo lo relacionado con su vida amorosa, le evitare más de un disgusto...

En todo caso, lo que si que es cierto es que se comportó fatal, si uno queda y tiene que follar, se folla, años de terapia le costaria a tan ?¿?¿?¿? dama superar su desaire

Anónimo dijo...

Que asco me ha dado leer lo del salpicadero, no me extraña pasarás...la descripción de la chica es un poema...

Inés Perada dijo...

Sr. Ingle: usted debe ser el soltero de diamante, pero es que lo de las quinceañeras a su provecta edad...va a ser que no.
Fíjese usted en las mujeres hechas, hombre, que le darán más alegrías (pal cuerpo) y sobre todo, disfrutará más. Ya sabe que la experiencia es un grado...

Y lo de "carita" siendo canarios no sería tan raro...como ya le han dicho...mira que no fijarse en el nombre...de todo se aprende.

Salud.

George Hazard dijo...

Johnny, no sé por qué las citas por internet suelen ser un desastre. Yo tuve dos o tres y renuncié a este sistema.
Hombre, el físico no es lo más importante, pero es la carta de presentación, y si te resultaba tan repugnante...
Quédatela de amiga.
Abrazos!

Anónimo dijo...

Vaya Johnny, no pensé que sería tan ingenuo cómo para aceptar la propuesta de su amigo. Porque si la chica en cuestión hubiera estado físicamente buena, creame el que hubiera terminado en esa cita habría sido él.
Por otro lado creo que se apresuró en su decisión de no volver a verla...tan simpatica y tal...
Tálvez con el tiempo habría descubierto que el ¨empaque¨ era lo de menos...
Besos Potosinos.

JOHNNY INGLE dijo...

Sr. Sulfur: creo que "buganvilia" se dice en portugués, pero que conste que no soy políglota.
Respecto a la naturaleza equina de una mujer, lo ideal es que tenga grupa de yegua. Cualquier equiparación en lo que respecta a la cara sería desastrosa.

Sr. Will: yo pensaba que de usted podría esperar asesoramiento legal. Pero en fin, si sirve también para temas sentimentales... será el abogado perfecto.

Querida Pilar: efectivamente el salpicadero era sutilmente asqueroso. Y respecto a su descripción, aunque ejerzo de poeta por horas, he de decir que Carita de Caballo no me inspiró ni un triste pareado (ni adosado, que conste).

Inés: es que cuando sucedió lo de la camarera de quince años y cuerpo excelente, yo no estaba en una edad tan provecta como ahora. En ese entonces, todavía mi cabeza no pintaba canas. Y bueno, usted me vendrá a argumentar aquello de que el mejor caldo de gallina vieja... pero... ay! ¡es que tenía el traserillo muy arrebatador!!!

Querido George: Es que no se puede conservar como amiga a una mujer que sabe que la has repudiado por sus hombros estrechos, o por su olor a saliva reseca, o por su cara picadita de viruela...

Sra. Maryum: Es que el Soltero de Oro "me hizo ver" que la única razón por la que él no se liaba con Carita de Caballo era por la estatura: ella jirafa, él un poco más pony...

Besos nivarienses...

Anónimo dijo...

...por cierto, por qué esa parte del coche se llama salpicadero ???.
...venga, carnaza pa los tiburones !!!!.

sulfur

Inés Perada dijo...

Sr.Ingle:
No se fije solo en un traserillo. Y conste que le comprendo.
Reconozco que los traserillos son mi debilidad anatómica masculina , pero aún así, no sería suficiente para elegir a un jovenzano inexperto.
Bueno, las gallinas viejas (y gallinos que diría Reverte) no sé si hacen buen caldo, pero más sabroso, puede jurarlo..

Salud.

Anónimo dijo...

querida Inés, me alegro que me entienda. Lamentablemente yo no la entiendo.

sulfur

Anónimo dijo...

querida inés perada, mea legro de que le entienda, quería decir ( aunque mi ególatra redacción me traicionó ). Lamen tablemente yo no lo entiendo. Pero eso es de hace tiempo.

sulfur.

Will dijo...

Mr ingle, siempre que me firme un acuerdo en el que me exime de responsabilidades, yo le aconsejo en lo que quiera

el_Vania dijo...

Juas juas... como diría Peter Griffin, "Zas, en toda la boca" El conejo como lo tiene!?.
Me recuerda a mi época de músico trotamundos con la orquesta, en un restaurante de carretera, camarera maciza incluida, le pregunté por el postre y le dije que "qué tal tenía las peras"!
Qué canalla era, por Dios!
Tengo el blog secuestrado, Sr. Ingle, como las portadas del Jueves. Espero estar de vuelta pronto. Atento a su RSS!
Salud/OS!

JOHNNY INGLE dijo...

No no no, Sr. Will, yo le pago sus honorarios como asesor legal y sentimental, y usted está obligado a suscribir una póliza de seguros suculenta para cubrir mis demandas de responsabilidad por sus errores profesionales. Así funciona el mundo, y así se lo hemos contado...

Sr. Vania, no sé cómo después de una noche agotadora de verbena usted se conforma sólo con unas peras. Yo hubiera preguntado por un buen cochinillo... mejor, por una buena cochinilla...
Cúidese de los secuestros, y cuidado con el síndrome de Estocolmo.

Sr. Sulfur ¿que no me entiende???
Pues procuro ser meridianamente claro.

Inés: ah, lo reconoce... le pierden las témporas.Somos todos cortados por el mismo patrón y por el mismo sastre lujurioso de culos...

Salud.

Anónimo dijo...

jajaj..si el perro pudiera hablar seguro que regresa el insulto..este asqueroso como nabos cornudo no tiene sal para un huevo, es por eso que ninguna lía con el.
Ummm te encanta llamar cerdos a las personas pasadas de peso no? no es mejor que veas tu culo antes de salir a despotricar en contra de lo que no te gusta?

El Soltero de Oro dijo...

Caracaballo es simpatica y es inteligente pero es verdad que es fea y con la cara arrelinchada y usa zapatos demasiado puntiagudos. A mi las mujeres asi me dan ganas de trabajar en excel pero pensaba que al Ingle le vendria bien porque es la primera mujer que conozco que puede estar a su altura intelectual.

El Soltero de Oro dijo...

Lo de como tienes el conejo es verdad pero no es verdad que la camarera me dio el telefono

JOHNNY INGLE dijo...

Es usted modesto, Sr. de Oro. Que le diera el teléfono yo lo vi. Que usted no lo viera puede ser verdad, tan nervioso y excitado andaba usted ante la presa...

Le agradezco el beneficio que hace a mi altura ¿intelectual?

Akroon dijo...

Sr. Ingle;

Usted ha podido sacar algunas enseñanzas de todo eso:

a) Cuando lo primero que le dicen de una mujer es que es simpática, puede que no pase nada; pero si rato después le cantan las mil cualidades y en ninguna de ellas sale ni siquiera un 'es mona', decline la cita a ciegas.

b) Si a pesar de no declinar la oferta de cita, Usted pretende quedar, pida una foto en los e-mails que se escriban previos a la cita. Sí, puede que ella le engañe y le mande la foto de otra. Pero piense que cuando queden y ella le diga que era una broma, que le mandó la foto de otra, que bla bla bla bla bla bla, siempre puede contestar: MENTIRA! ELLA JAMÁS ME HUBIERA ENGAÑADO!! QUÉ HAS HECHO CON ELLA??? DÓNDE ESTÁ???? Y decirle que se marcha resuelto a interponer una denuncia por la desaparición de la susodicha. Evidentemente no es necesario que lo haga, pero así puede huir. Caso que ella pretenda quedar de nuevo con Usted, siempre puede alegar que si ha sido capaz de engañarle con algo tan inocente, qué no va a hacer en un futuro (y le suelta el rollo de que Usted no puede arriesgarse a la mentira y otro bla bla bla bla bla).

c) Ha aprendido que las camareras monas no siempre son listas.

Sr. Ingle: iba a decirle algo más pero no me acuerdo...

Si eso, ya vuelvo cuando lo recuerde.

JOHNNY INGLE dijo...

Sra. Akroon: usted sí que sabe de triquiñuelas. En realidad ella sí me mandó una foto, pero de cuando era muy muy pequeña, fíjese qué tramposa. Y claro, no podía decirle que dónde está la otra, porque entonces es ella la que va a comisaría a denunciarme por pederastia o por iconoclastia, que ambas desviaciones son igual de vituperables.

No No: yo aprendí que las camareras monas a veces te hacen una buena paella...

Akroon dijo...

Sr. Ingle;

Dígale al Sr. de Oro que Usted se merece más que un équido animal como ser de compañía sensual...

D A V I D dijo...

Sr. Johny,

¿Y como es el arroz caldoso sin "ingredientes" de su madre: arroz, agua y conejo, sin sal ni nada?

JOHNNY INGLE dijo...

No hombre, quiero decir que en cuanto a material carnoso, sólo le pone conejo, pero nada de langostino, ni mejillón, ni esas otras "porquerías" que son de rigor.
Y no lo hace caldoso, sino bien seco.

Peggy dijo...

le voy a presentar auna amiga sr ingle que la llaman perrito lulu .....:)

Ricardo dijo...

"...y guapa no era." Je, Je, Je Qué frase tan palmera.